Leyenda viva de la vela de recreo, celebra su 91 aniversario, lo que le convierte en la actualidad en uno de los veleros de recreo más antiguos de España, vuelve para participar en la regata Panerai de Mahon, donde surcó sus mares a principio del siglo pasado y el 18 de Julio de 1936, estando en Menorca, le sorprendió el estallido de la Guerra Civil, al intentar salir del puerto de Mahon con rumbo a Mallorca fue interceptado por un submarino republicano y obligado a retornar a puerto, donde permaneció amarrado durante toda la contienda.
BON-TEMPS 1926
``uno de los veleros de recreo más antiguos de España...``



Botado el 17 de marzo 1926
construido por el mestre d´aixa Pere Nicolau Mandilego en Palma de Mallorca

El Bon Temps es un queche de madera de dos palos y vela cangreja, tiene 13 metros de eslora de casco, manga 3,58, calado 1,78 y pesa 13 toneladas. El palo mayor mide 14,5 metros, la superficie vélica alcanza los 115 metros cuadrados con 6 velas, mayor cangreja, escandalosa, mesana, trinqueta, foque y génova. La embarcación se botó en Palma de Mallorca el 17 de marzo 1926, siendo construida por el mestre d´aixa Pere Nicolau Mandilego, perteneciente a una saga de carpinteros de ribera compuesta por sus hermanos Maties y Bartomeu y sus respectivos hijos, Antonio Nicolau Reynés y Matias Nicolau Riera. Fue inscrito com el número 703 de Palma de Mallorca, en lista 4. Su coste fue de 20.000 pesetas (10.000 del motor y otras tantas de la madera), En sus inicios montaba un motor San Martín de 15 CV, uno de sus antiguos motores el Kelvin 44′ de 1940, está expuesto en el hall del museo marítimo de Santander. La balandra fue encargada por el industrial catalán miembro de una familia de la burgesía de Barcelona Ponsa Hermanos S.A. con fábricas téxtiles de seda natural en el Poblenou de Barcelona y en Palma de Mallorca, José Ponsa Soca y mas tarde pasaría a su hermano Jaume, bisabuelo de su actual armador, siendo precursor de la navegación de recreo por las islas. Son muy numerosas las anécdotas y acontecimientos que han soportado sus costillas con 90 años de servicio. Entre las más curiosas reseño algunas, como que desde 1939 a 1945 le fue precintado el motor a causa del periodo de racionamiento, teniendo durante todos ese periodo como único modo de propulsión sus algodonosas velas.
En 2016 fue donado al biznieto de la familia que lo boto 90 años antes
“algún día tenía que volver a su casa y con los suyos, es como devolver a un hijo adoptado con su familia, después de darle todo nuestro cariño durante tantos años...” fueron sus palabras


Tras muchos años de singladura ininterrumpida, la Fundación Villas del Cantábrico lo restauró en 2004 y su esbelta silueta navegó como buque escuela por aguas cántabras, participó en la Cutty Sark del 2002 y en las dos primeras ediciones del festival del mar de Santander, en el se embarcaron mas de 3.000 personas, en el 2016 coincidiendo con su 90 aniversario, fue donado al biznieto de la familia que lo botó en 1926, para realizar una profunda restauración que permita devolverlo a su estado más fiel y original posible para celebran su centenario circunnavegando España, con estas bellas palabras “algún día tenía que volver a su casa y con los suyos, es como devolver a un hijo adoptado con su familia, después de darle todo nuestro cariño durante tantos años”, para que empiece una nueva singladura en aguas del Mediterráneo.
El Bon Temps en esta nueva etapa tendrá como finalidad, participar en encuentros y regatas de clásicos, servir de buque escuela de jovenes y personas en riesgo de exclusión, algunos de ellos ya participan como voluntarios trabajando en su restauración y realizar charters de vela clásica, para costear su mantenimiento.
En su primera singladura, su antiguo patrón Miguel Godó Ponsa padre del actual armador ha podido realizar a sus 85 años el sueño de toda su vida, volver a navegar en él, gobernando su timón, en aguas del mediterráneo, como lo hacía en aguas de Mallorca a sus 14 años o mientras recalaban amarrando el Bon Temps de popa en una roca en la caleta de Santa Ponsa, recuerda como dormía en una hamaca colgada de la botavara de la mayor, utilizaban cantos rodados como lastre en lugar de plomo ya que en aquellos tiempos no era fácil proveerse, por ello llevaban a bordo jaulas con gallinas para poder desayunar huevos frescos, cocinaban en cubierta en un hornillo de carbón de leña de encina los peces que pescaban en sus cristalinas aguas, repletas de nacras, recuerda que organizaron en la bahía de la isla de Cabrera un triángulo con 3 boyas para poder hacer la primera competición de esquí náutico de la isla, con el dingui propulsado por un motor Guiot que le regaló su padre.
Un sueño hecho realidad
¡Pare, el Bon Temps torna a casa!
